Conocí a Willy Uribe hace ya casi un año en la editorial-librería Sigueleyendo, cuando hacía una huelga de hambre a favor del desafortunado David Reboredo, extóxicomano rehabilitado, condenado de nuevo a entrar en prisión por un pequeño delito cometido años antes.
En ese tiempo pude conocerle en profundidad al pasar intensos y emotivos momentos. De él, puedo decir que es un tipo abierto, afable y aventurero. Además de escritor es un gran fotógrafo especializado en surf. Es imprescindible visitar su blog para darse cuenta de ello.
Después de la exitosa huelga, Willy me dejó leer Ciudad Bilboa, un pequeño libro de relatos que publicó en su editorial La circular. La impresión inicial fue excelente: una secuencia de retratos de personajes vascos que fluctúan perfectamente hasta llegar a un ebrio y magistral relato final.
Esta vez Willy nos sorprende con una novela de aventuras, donde un barco de mercancías queda abandonado por su naviera en Guinea Bissau. Durante seis meses que llevan atrapados, cuatro tripulantes españoles capitaneados por Jaime Torres y la llegada de un abogado pijo de Madrid (inesperado y falso Deus ex machina), intentaran sobrevivir a un militar corrupto, guardián del puerto, y a un mundo totalmente contrario y salvaje. Esta lucha de contrarios desencadenan una serie de conflictos fatales hasta llegar a un final inesperado y completamente sorprendente.
Recientemente tuvo lugar la presentación de esta novela en la librería La Central del Raval, a cargo de Ignacio Vidal-Folch. El debate fue la muestra de dos puntos de vista completamente distintos. Vidal-Folch escribe desde la constante alusión a la historia literaria, con una perfecta y refinada actitud de intelectual. Mientras que Uribe es un hombre sencillo, que escribe desde su experiencia y de su excelente capacidad para contar historias.
Como en todas las presentaciones quedaron muchas preguntas sin respuesta, y he aprovechado mi cercanía con el autor, para realizarle estas siguientes:
RP- ¿Esta es una novela como tú llamas de hombres, una homo-novela? A pesar de ello aparecen indirectamente dos mujeres: una europea que muestran en una fotografía soldados del puerto y Lis, la novia del abogado, con la que el capitán tiene unas visiones escalofriantes hacia el final de la novela.
WU- La denominé así porque la trama me obligaba a dejar a las mujeres aparte. De todos modos, me cuesta mucho construir personajes femeninos, tanto que en este caso las reduje a apariciones casi fantasmales.
RP-¿Por qué le diste al barco el nombre de Omphalos?
WU- El Omphalos era una piedra sagrada localizada en el oráculo de Delfos, en Grecia. Parece ser que Zeus la dejó allí para marcar el ombligo del mundo. El buque Omphalos es también el ombligo del mundo para los marineros retenidos. El vértice sobre el que gira su desgracia.
RP- Alguna vez has comentado que cada vez te sientes mejor actor, en relación a tu manera de construir tus personajes. En este sentido, ¿crees que el escritor es como un actor que los interpreta?
WU- El escritor obliga a la trama y a la vez es obligado por ella. Esta es una novela de personajes. Ellos marcan la acción. Los diálogos son fundamentales porque definen a cada personaje y a su relación con los demás y con la trama. En ese aspecto, esta novela me ha marcado caminos narrativos muy sugerentes al dejarme cerca del acto teatral.
RP-En esta novela se nota el dominio y la experiencia marítima. ¿Has viajado en algún barco de este tipo?
WU- He hecho un par de viajes en un mercante pequeño de 25 metros y cien toneladas. Uno fue desde Ferrol hasta Capbreton, en Francia, y otro por las Islas Canarias. Era un barco reconvertido para la búsqueda de olas y con un pequeño laboratorio oceanográfico a bordo, pero un mercante al fin y al cabo. Además, en los noventa realicé trabajos fotográficos en astilleros y en el interior de buques. También tuve la ayuda de un jefe de máquinas jubilado que navegó en grandes petroleros y me aclaró algunas dudas. Todo eso me ayudó a hacerme con el espacio y a encajarlo bien en la narración.
RP-¿Te has inspirado en algún hecho real?
WU- No. Ni siquiera me documenté en fuentes externas para lanzarme a escribir, aparte de las comentadas antes.
RP-¿Podríamos considerar el barco como una metáfora de la decadencia de la política actual? Sin embargo, Jaime Torres sabe que su única posibilidad es permanecer en él para sobrevivir ante un mundo inhóspito.
WU- Esta novela puede leerse como una novela de aventuras o como una metáfora, en efecto. Las circunstancias desencadenan la violencia, sobre todo porque las circunstancias no son gratuitas sino debidas al abandono por parte del gobierno. Y también es un relato nada metafórico sobre los límites que un hombre está dispuesto a traspasar para cumplir con su deber. La soberbia juega aquí un papel fundamental.
RP-En la novela hay un enfrentamiento entre dos visiones del mundo: la europea y la africana. ¿Son reconciliables? O, por el contrario, crees que nunca llegaremos a entendernos.
WU- Europa y África jamás se han entendido, sobre todo porque Europa se considera a sí misma una reina, cuando no es más que una vieja y podrida prostituta, tal y como cantaban los de La Polla Records. Ese estado de cosas no va a cambiar en mucho tiempo.
RP- Si bien el personaje principal es un tipo que podríamos pensar corruptible en ningún momento flaquea. ¿Es tu ideal de personaje?
WU- No tengo un personaje ideal. Mis personajes aparecen y desaparecen en cada novela, salen de mi cabeza para instalarse en la cabeza del lector.
RP- En la presentación comentaste que estabas escribiendo una novela ambientada en Barcelona. ¿Nos puedes adelantar algo de la trama?
WU- De la trama no sé gran cosa. Por ahora solo tengo tres personajes, mucha rabia y un título, que no es poco para comenzar.
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